Archivo mensual: agosto 2019

¿Por qué?

Qué difícil escribir desde donde todo es silencio, es difícil escribir y recordar todos los momentos que tuvimos juntos. La cercanía con tu piel, el rose de tus labios, el contacto con tu mano, las carcajadas involuntarias, el malecón, el mar. Tantas y tantas cosas.

El frío tampoco ayuda, me recuerda al último día que estuvimos juntos. Imposible no ver tus ojos mirando fijamente a la nada; era como si supieras lo que se avecinaba, como si supieras que después de ese día nada sería lo mismo. ¿Por qué teníamos que decir “adiós”?

Y ahora estando a la distancia tu recuerdo me pega lento y fuerte, como lluvia que llega de la nada para arrasar con todo y manchar de gris un día lleno de color.

Si supieras cuanto me consumo en celos al observarte a lo lejos, porque me desquicia el no saberte mía; porque sí, así te sentía, pero no como un objeto que tiene dueño, sino como joya preciada que por alguna u otra razón se ha tenido el privilegio de tener. Algo así como sacarse la lotería sin haber comprado boleto. ¿Ves? No puedo hilar palabras coherentes cuando pienso en ti.

Malditos suspiros que llegan de repente para hacer más grande el espacio que nos separa, un tanto lleno de desesperación y ansiedad, un tanto vacío y carente de sentido y fiabilidad. ¿Dónde están tus besos cálidos en medio de la noche que se torna cada vez más oscura?

Cerrar los ojos y sentir que estás detrás de mí, voltear y no verte, ¿ahora entiendes mi tormento? Después de tenerte esta vida se ha vuelto una sombra que persigue, a la cual no importa que tan fuerte salga el Sol, siempre está presente opacando al corazón.

¿Por qué tenía que ser así? ¿A qué rayos juega la vida cuando permite que dos personas se unan, se entiendan, se toquen el alma y despierten juntos sus sentidos para después permitir la partida sin que haya marcha atrás? ¿Se divierte cupido? ¿Se divierte la vida? Porque si eso es gracioso, no nos veo sonriendo…

Otra vez aquí estoy sin saber cómo terminar. ¿Dejar la mente abierta y cerrar el corazón o volverme solo letras, suspiros, recuerdos, un cigarro a medio fumar y mil pensamientos para escapar?

Empiezo a ser incoherente. El maldito efecto agridulce que provocas.

Supongo que ser inteligente sería continuar y no mirar atrás, continuar y solo saborear los buenos recuerdos haciendo malabares para esquivar la nostalgia de no tenerte aquí, te vuelvo a preguntar, ¿por qué teníamos que decir “adiós”?

Tiemblo al escribir esto. La luna se oculta, el frío aumenta y todos a mi alrededor son como fantasmas que saludan y sonríen, pero nadie se detiene a ver qué hay en el fondo en realidad.

Infinidad de sentimientos, sensaciones, melodías, ideas y silencio. Me voy de aquí sin responder la pregunta. Me voy de aquí y tu nostalgia se va conmigo.

¿Por qué teníamos que decir “adiós” si hoy, hoy te extraño tanto? Como jamás imagine que se puede extrañar.

Kris.